jueves, 18 de septiembre de 2014

Un nuevo curso.

Ya se acabó el verano, los árboles empiezan a tornarse marrones y las hormigas se preparan para no salir del hormiguero en una buena temporada.
Como cada año, empieza un nuevo curso escolar. Los niños ilusionados por ver a sus amigos de nuevo para contarles lo bien que se lo han pasado en la playa con sus padres, esperando a que llegue e recreo para poder jugar con el balón. En cierto modo es muy bonito ver a los niños empezar el cole, pero cuando te toca a ti empezar el instituto ya no le ves la gracia.
Haber, me gusta empezar el instituto para poder ver a mis amigos, para volver al coro y esa curiosidad que todo el mundo tiene de ver con quien le ha tocado. Pero cuando llega la hora de volver con los deberes, los exámenes.... de solo pensarlo me agobio.
Que se le va a hacer, el verano acaba, y el instituto empieza, aunque siempre te quedaran esos recuerdos del verano, de lo que hiciste, de lo que te gustaría haber hecho, pero, sobre todo, de lo bien que te lo pasaste: con tus amigos de fiesta, viendo el amanecer en una discomovida; o simplemente una noche como otra cualquiera en la plaza hablando de cosas sin sentido y riéndote por todo.
Esos recuerdos son en lo que vas a pensar en buena parte del invierno, deseando que llegue otra vez el verano para poder vivir otra vez esas cosas. Pero he de decirte, querido amigo, que esos recuerdos son únicos. Porque te puedes volver a sentar en los bancos de la plaza con tus amigos,y seguir hablando de cosas sin sentido todos los veranos que te queden, pero esas cosas sin sentido no serán de las que hablaste la vez pasada, ni esas risas serán por lo mismo por lo que te reíste el verano pasado, serán por lo que este haciendo en ese momento o por alguna anécdota que te haya pasado durante el invierno. Porque aquellos recuerdos del verano pasado, se quedaran ahí, en el pasado, pero en cuanto los recuerdes te saldrá una sonrisa de estas de sin querer, y sentirás esa sensación que tuviste cuando pasó aquel recuerdo, te sentías feliz, pero una felicidad tan inimaginable que ni siquiera tiene nombre.
Todos los veranos tienen su historia, sus recuerdos y, en cierto modo, un trocito te tu alma.
Pero ahora empieza el curso, nuevos compañeros, nueva clase y nuevas materias es lo que te depara. Aunque hay algo más de lo que poca gente se da cuenta: igual que en un verano te pueden pasar mil acontecimientos distintos, en invierno también, pero de un modo diferente. Quiero decir que, si hiciéramos un diario empezandolo por el primer día de clase, y lo acabáramos el ultimo, veríamos que el invierno no es solo un curso escolar, en el que te puedes escapar un poco de la rutina los fines de semana, es algo más, si hiciéramos ese diario veríamos que habríamos cambiado, que nos ha pasado miles de cosas en clase, o fuera de ella.
Pero entiendo que no pensemos mucho en ello, ya que la mayor parte del invierno pensamos en que llegue ya el verano, es lógico, ya que hay una diferencia abismal entre esas dos estaciones (a parte del calor) el verano tiene algo que el invierno no tendrá jamás: libertad.